El cuarto ojo huele a esencia. Cálido.
Espacio inmenso, como su corazón.
Calidez, mucha calidez. Olor a café.
Un mundo que no está a la vista, se va
descubriendo; uno elige cuan profundo quiere ir.
Puertas abiertas, muchas; permiten
a los curiosos, (los curiosos lindos,
esos que quieren aprender) pispear
para descubrir. Mágico.
El sol como anfitriona. Los convocados;
muchas ganas de conectarse, aprender, compartir.
Es un mimo a nuestro niño interior.
Una llamada de atención a nuestro adulto omnipotente.
Tranquilidad. Calidez infinita.
Respeto, mucho respeto. Contención.
Compromiso. Calidez. Juego. Baile.
Música; para escuchar y para entender.
Colores. Reflexión. Un espacio donde el
error es parte de nosotros y nos ayuda a crecer,
no es una mala palabra. Desafíos.
Aventuras; recorridos por todo un mundo,
por el parque (donde escuchamos varias voces).
Visita al teatro de medianoche. Visitas guiadas
con mucha historia; de la música,
de referentes increíbles.
Risas. Gente linda, hermosa.
Este es un texto espontáneo de una de las hermosas personas que participaron esta versión 4.0 de La Ilustración Inspiradora, (y que prefiere el anonimato...). Vale más que cualquier resumen que podamos hacer Sonia o yo, sólo resta agradecer mucho a tod@s los que participaron y esperarlos en próximos viajes a la inspiración, ellos son: Valeria Maniago, Ric, Eliana Delfino, Cora Castagna, Magalí Anidjar, Nazarena Peralta, Cecilia Gonzalez, Estefanía Martinez, Sofía Vila, Mariana Ochoa de Eguileor y Carla Carpossi. Un gran placer!
