Mariela te recibe con esa enorme sonrisa de nena,
será por eso que no te queda otra cosa que jugar, remontándote a tu propia infancia, ese momento
de la vida en donde todo ES posible.
Así, mágicamente, aparecen historias improvisadas,
luminosas, de mundos nuevos, fantásticos e internos.
No falta la música, la poesía, la diversión, la risa,
la buena literatura y la mejor ilustración, y es entonces
cuando Mariela te invita a escribir sin zapatos...
y te animás... y sin darte cuenta te reencontrás con
aquel viejo hábito abandonado, el lápiz y el papel,
las palabras, tus propias imágenes, tus propios colores....
Tal vez sea sólo eso, encontrarse con uno mismo
(o uno de sus tantos unos) y sorprenderse.
Será por eso que todos nos vamos tan contentos, no?.